El Jueves Santo de 2016 saldrán restaurados los varales del paso de palio de María Santísima de la Victoria por el Taller de Orfebrería Triana (Juan Borrero). La intervención ha consistido en desmontaje general, limpieza, reintegración por pérdida de metal en algunas zonas de los cañones, eliminación de abolladuras, consolidación general por la falta de resistencia mecánica debido a su funcionalidad, actuación en relación con la estructura interna para evitar que se embutan sus diferentes partes y plateado general. Estos trabajos eran necesarios por las tensiones sufridas por estas piezas en las salidas procesionales desde su última restauración integral realizada para la Semana Santa de 1982 por el Taller de Orfebrería de Luis Jiménez.
Este juego de doce varales fue encargado al orfebre Fernando Cruz Suárez en 1944, siendo estrenado el Jueves Santo del año siguiente. Siguen en su forma modelos de barrotes de rejas renacentistas de hacia 1550-1560, o como por ejemplo, las de la representación bajo palio del traslado al sepulcro del remate de la Capilla del Mariscal de la Santa Iglesia Catedral, debidas a Pedro Delgado en 1556, trazadas por el Maestro Mayor de Obras del Cabildo, Martín de Gainza. Están profusamente decorados con ornamentación plateresca de candelieri de forma similar a las vistas delanteras del manto de salida o del perímetro del techo de palio, aportando una elevada sensación de unidad ornamental a todo el conjunto.
Los varales se dividen en dos partes separadas por un nudo en forma de jarrón de tipo ánfora, en consonancia con el juego de jarras del paso, realizado por el mismo Fernando Cruz Suárez, estrenado en la Semana Santa de 1950. En la parte inferior, mas gruesa en su diámetro, el fuste de cada varal descansa sobre un pedestal o basa circular y está profusamente decorado con candelieri que parte de una jarra y sube hasta la mitad de cada varal, conteniéndose un medallón en el que simbólicamente se hace un canto a la Virgen a través las Letanías. Diez de los varales contienen medallones alusivos a la Letanías y los dos delanteros el escudo de la Hermandad. Tras la parte central en forma de jarra arranca la parte superior de cada varal con un bulbo formado por hojas de acanto en alusión simbólica a la virginidad, desde el que continua la decoración igualmente de candelieri, rematada por perillas en forma de “ánfora”.
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Texto: NHD José Manuel López Bernal - Fotos: NHD Francisco de Borja Monclova Suárez